Todos los seres vivos experimentan diferentes momentos en la evolución de su salud, a veces gozan de buen semblante y fuerza, y otras veces simplemente se enferma por diversas causas. Se estima que el 20% de las enfermedades encuentran su origen en causas hereditarias o congénitas. El otro 80% aún no sabemos de dónde proviene exactamente, pero a estos trastornos se les conoce como Enfermedades Psicosomáticas, aquellas que afectan a la mente y al cuerpo de manera simultánea.

Una de las grandes dificultades de la medicina moderna ha consistido en tratar de entender por qué en algunos casos los síntomas aparecen y en otros la respuesta del cuerpo es totalmente diferente. A pesar de los esfuerzos por sistematizar la génesis de las enfermedades, no se encuentra una solución definitiva para que cada enfermedad pueda ser tratada de la misma manera y con la misma efectividad en el 100% de los casos. 

Entonces, si no es el cuerpo el que explica la enfermedad ¿qué otro aspecto de la vida de la persona se vuelve síntoma? La respuesta puede resultar increíble para algunos, pero, aunque parece que no tiene impacto, la vida psíquica de las personas es la causante de esta dificultad. Durante las últimas décadas, una rama de la medicina ha tomado relevancia por sus resultados y su nivel de efectividad.

La Medicina Psicosomática ha demostrado concretamente que los síntomas requieren que el cuerpo tenga unas condiciones particulares, pero que esto no es suficiente para desarrollar una enfermedad en concreto, sino que la mente del paciente, en conjunto con estas condiciones favorables permite el desarrollo de la enfermedad.

Esto no es un trabajo consciente, pues mucho de lo que nos pasa en el día puede manejarse de manera concreta y consciente, o simplemente, quedar rezagado para alimentar aquello de lo que no podemos encargarnos, o inconsciente. Una vez la información de un suceso en particular no puede superarse de manera consciente, comienzan los síntomas, que no son otra cosa sino la respuesta de los diferentes órganos para tratar de dar solución al conflicto no resuelto.

 Cada órgano involucrado expresa un sentimiento clave del suceso desencadenante, lo que lleva a que el especialista en Medicina Psicosomática a ver más allá de una solución a la incomodidad del síntoma, y le proponga una alternativa real de solución al fenómeno psíquico que se manifiesta en el cuerpo del paciente. Es así como todas las enfermedades se traducen en una necesidad de la mente, o el alma si se quiere, por resolver un proceso que no pudo terminar de la mejor manera.

Desde un resfriado hasta un cáncer pueden ser explicados, y más aún, tratados favorablemente y eventualmente curados si no solo se ataca el síntoma, sino también, se le brinda al paciente una solución mental y permanente.