Nuestras actitudes evasivas, frente a los problemas de la vida nos llevan a aparentemente olvidarnos de ellos, pero la enfermedad nos recuerda su existencia. Ya que es el resultado de ese problema que sigue vivo lejos de nuestra conciencia, pero que no se ha solucionado; si nos negamos a recordar, porque esto pueda ser doloroso, bloqueamos el camino que nos hubiera conducido a la recuperación de la salud. Si logramos reencontrar el camino del recuerdo tal vez podremos incluso encontrarle solución al problema y resolver la enfermedad.