Existe una relación innegable entre el cuerpo y la mente. A pesar que no podamos aceptarlo muchas veces, el estado de ánimo afecta nuestra salud, así como el desarrollo de algún síntoma particular puede cambiar la manera en que pensamos y vemos el mundo. Se estima que el 12% de la población europea atribuye al estrés y otros problemas psicológicos el origen de sus enfermedades.

Estas enfermedades se conocen como trastornos psicosomáticos, quiere decir, una enfermedad que encuentra su origen en la psique y no en un desorden o afección corporal. Debido a la dificultad de la medicina tradicional para diagnosticar este tipo de enfermedades se centra en mitigar los síntomas físicos, olvidando la causa real del problema lo que puede llegar a complicar el estado de salud del paciente.

Cuando el paciente persiste en sus síntomas, y es remitido a un profesional en psicología o afines, se muestra reticente pues teme por su estabilidad mental. Es aquí cuando el paciente decide recurrir a medicinas alternativas para tratar la enfermedad. Sin embargo, en muchas ocasiones estas solo proporcionan un alivio temporal hasta que los síntomas vuelven a aparecer.

Se estima que una gran variedad de enfermedades encuentran su origen en el estrés y mientras la causa de este no sea determinada, no es fácil dar con un tratamiento efectivo para la enfermedad. Tras observar las causas mentales que provocan dolencias es más fácil mejorar la calidad de vida del paciente pudiendo tratar tanto los síntomas como las causas, logrando cambiar el curso de la enfermedad.

 

Es recomendable que los pacientes encuentren una forma de exteriorizar sus emociones reprimidas, así como también eliminar aquellos elementos que puedan estar generando angustia en la vida diaria del paciente. Tampoco debe suspenderse el tratamiento para controlar los síntomas, pero sí debe acompañarse con un proceso de terapia que permita sanar a nivel emocional al paciente.